La producción, como todo el mundo sabe, consiste en la creación de productos o servicios, y por tanto es la actividad económica de cualquier empresa (indistintamente de la forma jurídica que adopte).
Con este mismo sentido común, y sin necesidad de ser economistas ni expertos en costes, veremos que restándole todos los recursos que hemos necesitado para generar esos productos o servicios, es decir descontando las compras y gastos que se hayan ocasionado, obtendremos el beneficio de nuestro negocio.
Pues algo tan sencillo, tan simple, cuando lo ponemos en la cuenta de Pérdidas y Ganancias, por alguna razón que no alcanzo a entender, se nos olvida, y consideramos que la producción (la creación de nuestros productos o servicios) coincide exclusivamente con las ventas realizadas en el periodo de que se trate.
¿Cuál es el problema? Que al limitarnos a incluir sólo lo que nuestro programa de contabilidad tiene en el grupo 7 (las ventas), estamos obviando nuestra producción. Las ventas pueden corresponder con producción del año anterior o por el contrario podemos haber producido este año mucho mas de lo vendido y tenerlo en nuestro almacén. En resumen, olvidamos la variación de existencias.
Para realizar el ajuste de variación de existencias, se requiere de un procedimiento extracontable (control de existencias), que nos aporte la cifra actualizada (materias primas, productos en curso, y productos terminados). Os recomiendo el artículo sobre los errores en la regularización de existencias
Cómo vemos en la imagen siguiente, las normas contables lo especifican claramente, debiendo indicar además del importe neto de la cifra de negoción (ventas totales, deduciendo rappels, devoluciones, descuentos, etc.) también la variación de existencias de productos terminados y en curso del periodo que se trate. También deberemos tener en cuenta los trabajos realizados por la empresa para su activo, partida que en pocas ocasiones tiene movimiento. La suma de estas cantidades conformarán nuestra producción
Este común error contable, nos hace obtener un resultado que nada o poco tienen que ver con la realidad, y por tanto las decisiones que se toman en base a estos datos, son erróneas completamente.
La base de una buena estrategia empresarial, se inicia en la información obtenida, y a su vez, dicha información será válida si los datos aportados muestran el rigor necesario y responde a la realidad de lo que acontece.
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